LA HISTORIA

UNESCO
TENERIFEMODA

LUCÍA DE SU

Lucía de Suñer Machado nació en la isla de Tenerife y pasó gran parte de su vida viajando alrededor del mundo.
Actualmente reside en las Islas Canarias desde donde produce una parte de sus colecciones de moda, desarrollando la divulgación de los valores étnicos y culturales mediante la realización de proyectos de interés público a nivel institucional.
Hoy en día la marca LUCIA DE SU divulga y promueve elementos culturales dentro del contexto de la moda y los accesorios.
Esta trayectoria comenzó debido a la pasión por el arte, a través de la gestión de galerías de arte contemporáneo, que cristalizaron su sensibilidad hacia las particularidades étnicas.
Tras licenciarse en Arte y Anticuariado, empezó su colaboración con galerías contemporáneas como la ISY Brachot en Bruselas, Jorge Alcolea y Nieves Fernández en Madrid, Leyendecker en Tenerife, Cleto Polcina en Roma, y fue directora de las galerías de arte Contemporáneo KU de Ibiza.
Más adelante, los diseños de los grandes joyeros italianos se cruzaron en su camino, avivando su interés por la moda. La mezcla de estos dos mundos se entrelazaron en su trayectoria, llevándola a especializarse en la búsqueda de particularidades usadas en culturas étnicas y su transformación en moda occidentalizada. Respetando los principios y valores de cada elemento, contribuye a la cultura occidental y nos enseña muchas realidades desconocidas.
Así fue como surgió la marca LUCIA DE SU, que creo no solo ropa sino también sus accesorios; bolsos, toallas, sandalias y joyas.
En su primera colección utiliza un tejido ancestral proveniente de África llamado KANGA que envuelve los cuerpos de la mujer africana. Estos tejidos son de colores vivos, diseños originales, estampados genuinos y representan en sí pequeñas obras de arte.
Cada KANGA lleva estampado una frase, un proverbio escrito en Ki-Swahili y según su significado el KANGA se utilizará en momentos distintos y especiales de la vida de la mujer.
El KANGA es el medio principal de expresión para las mujeres de África Occidental. Una mujer sigue personalmente el proceso integral para la realización del KANGA, desde la búsqueda de materiales, al diseño, producción y distribución.
Siguiendo la investigación de los tejidos ancestrales africanos, Lucia recorre el continente africano exponiendo la variedad de telas de cada lugar en sus desfiles, desvelando el tesoro cultural de África.
La mujer Kenyata era capaz de comunicar sus pensamientos e ideas desde el 1800 a través de los KANGAS que vestían, mucho antes de que la mujer europea pudiera expresar sus ideas de manera pública. Sobretodo, estos mensajes eran aceptados y respetados. Hoy en día LUCIA DE SU, una artista conceptual de las Islas Canarias, está haciendo moda Europea desde la originalidad y el origen de la cultura africana.
Enseñando al mundo la belleza de la cultura ancestral africana, siendo cada tejido único y artesanal.
Vistiendo esta cultura, con nuestro propio mensaje, no solo estamos diferenciándonos de los estándares globales del mundo de la moda, sino que formamos parte de esta gran labor social dándole trabajo al continente africano.
Esta iniciativa fue premiada por la UNESCO por promover el Patrimonio de las Culturas Ancestrales.

FILOSOFÍA

El tejido cuya finalidad comenzó siendo eminentemente práctica, utilitaria, y cuyo uso no hace referencia únicamente a las vestimentas, sino a objetos de la vida cotidiana y del hogar, tiene sin duda, un significado cultural pues ilustra la forma en que cada pueblo se relaciona con su entorno y concibe el mundo; plasma una tradición estética y también, sintetiza la evolución de dicha visión, de sus tradiciones y de su percepción de sí mismo .
Efectivamente a través del arte de tejer -una de las primeras actividades humanas- cada cultura evidencia sus señas de identidad, su estructura, la evolución de sus conocimientos técnicos, el modo en que la comunidad se organiza y las personas se relacionan .
Así, el objeto tejido puede considerarse parte de un leguaje no verbal a través del cual la persona que lo usa comunica a las demás no sólo a qué cultura pertenece visibilizando así su identidad, sino el papel que debe jugar -o elige jugar- en la misma, sus vínculos con el pasado y también sus esperanzas de futuro.
En este sentido, el tejido que una cultura dada elabora siguiendo patrones, diseños y conocimientos ancestrales, tienen una dimensión material, tangible, que viene dada por la capacidad de dicha cultura de hacerse visible en lo que teje. Ahora bien, también tienen una dimensión inmaterial, intangible, que implica, de manera figurada, un modo de estar peculiar e irrepetible. Realizar un tejido no es un acto mecánico, carente de significado, sino un acto profundamente simbólico que conlleva un modo de contemplar la vida, de crear, en el que cada hilo, o cada pedazo de tela, cada puntada tiene su sentido, cuenta una historia, revela un significado y conecta con un espacio mítico donde lo sagrado, con frecuencia, está presente.
Desde este punto de vista, el conocimiento y protección de los tejidos ancestrales de cada pueblo puede ayudar sin duda, a la comprensión de la riqueza de su historia y de su diversidad cultural. Por otro lado, la conservación tanto de la dimensión material, como inmaterial, de aquellos tejidos que muchos pueblos siguen elaborando, servirá para mantener vivo su patrimonio cultural. Ésta es, sin duda, una cuestión de vital importancia en una época en la que la estandarización de la cultura amenaza con destruir la identidad propia, único lugar desde el cual la relación con los demás, las transformaciones y la búsqueda de nuevas oportunidades tiene sentido.