LUCIA DE SU

Una cita para ver y comprar

    La segunda jornada de la Feria Internacional de la Moda de Tenerife superó las visitas de 2017 y es que vivirla supone una experiencia inigualable. Ningún desfile se parece a los del año anterior. Además, el hecho de ver sobre la pasarela las tendencias y poder comprarlas acto seguido resulta más atractivo.

    Minutos antes de que arrancase el desfile inaugural del “Invernadero”, el nerviosismo se podía cortar, pero bastó que comenzara y la ilusión se contagió.

    Los familiares de los luchadores apostaban por los deportistas como factor sorpresa, hombres y mujeres. Así fue, con las siete estrellas, esta vez plateadas, propuestas por Arena Negra. A continuación el juego de imágenes, colores y dibujos hacían intuir la apuesta por la evolución de la ganadora del VIII Concurso de Jóvenes Diseñadores, pero manteniendo la esencia que la llevó a alzarse con el premio.

    Bea de la Rosa se superó una vez más. En esta ocasión con los complementos de Pendientera. A los pies de Hammerhoj cayeron rendidos los amantes de las alpargatas, simplemente únicas.

    En un viaje entre Tenerife y África, Lucía de Su llevó los tejidos africanos a las formas más europeas. A continuación, la Isla cedió el protagonismo al sonido de las olas de Lanzarote con María Cao, así como a ese viaje inolvidable que regaló Paloma Suárez, quien jugó con colores definidos y materiales; fluidos, metalizados, escarchados, brillantes, mates… dejando muy claro que la isla de La Palma estaba también en la feria.

    Por la tarde, y después de que en el “kissing room” de Heineken se dieran cita tanto creativos, empresarios como amantes del diseño, surgieron los desfiles venidos de Gran Canaria.

    Juan Roga prometió que su vuelta a la pasarela, en el marco de la Feria Internacional de la Moda de Tenerife, no iba a dejar indiferente a nadie. Así fue. Ogadenia desplegó un desfile de moda nupcial coherente. Arrancaron las invitadas de día; luego, las que se visten de largo, y como guinda todas las novias, desde las modernas con mono y abrigo de cola, hasta las clásicas de rostro velado.

    El desfile de las seis comenzó con una llamativa puesta en escena. Una voz en “off” explicaba la razón de ser de la colección Co, de Bea Laynez. A continuación, las colaboraciones entre marcas. El abrazo más sentido con el lejano Oriente se dio de la mano de Artaps, con piezas a partir de CD reciclados, y Arquímedes Llorens y sus vaporosas prendas, como si se tratara de un matrimonio que se hubiera dado un “sí, quiero” duradero en el tiempo.

    La cola en la “Caja Negra” para el último desfile de la jornada era interminable. Dos grandes se iban a dar cita en el mismo lugar y a la misma hora. En la “front row” autoridades, personalidades y, sobre todo, profesionales del sector. Amarca había creado expectativas tras su paso por Atelier Couture; todos querían ver de cerca la colección Trópico, mientras Leo Martínez no dio ni una pista de lo que había preparado. Y con las plumas como eje central, la feminidad, la sensualidad y la elegancia se dieron la mano en una puesta en escena mágica.

    La cita entre creativos y público vuelve hoy en un encuentro que volverá a ser irrepetible.

     

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    Publicado en El DÍA el 24 de abril de 2018. Acceder al artículo original